Ahora que el sol está radiante y el calor anuncia el aguacero de esta noche, me detengo un instante a pensar en quien soy.

Durante años me reconocieron como Marta. Un día en las montañas de Santa Elena, donde pasé años de mi vida, me sentí Isabel. Mi segundo nombre que siempre estuvo en la retaguardia. Ahora estoy dedicada a la pintura. En los lienzos me ocupo de pintar la flora que encuentro en mis caminadas y en mi imaginación.

durante un tiempo las hojas de coca ocuparon mi quehacer estético. Desde siempre me veo jugando con colores, texturas y materiales. En mi paso por el estudio de la Geología me sedujeron los colores del hierro oxidado en la tierra, aunque mi profesor ingeniero solo veía sustratos ferrosos.

Mi juventud fue una búsqueda incesante por lo trascendente, y agotado el cristianismo, busqué en otros horizontes las huellas del buen dios. La alegría de conocer me ha hecho estudiar una maestría en hábitat y un doctorado en Humanidades. Sigo sintiendo la misma inquietud por el conocimiento como cuando fui estudiante de artes plásticas en la Universidad de Antioquia.

He seguido mi deseo y eso me ha llevado a vivir en el exterior. Trabajar en diferentes universidades y explorar diferentes escenarios artísticos. De cada experiencia siempre aprendo. Me atraen las culturas. Los rituales. Las creencias. La música. En la India me sentí atemporal. Las piras funerarias me recordaron lo fugaces que somos. Buda me enseña a no temer a las tormentas y esperar que la tempestad termine.

Amo a los animales. Siempre he tenido la compañía de un perro en mi vida. Siempre los he recogido de la calle y son parte de mi familia. Me duele su partida y disfruto de su presencia. Siento que puedo vivir mejor con ellos.

Los gatos llegaron con mi marido. Con el también llego la sensación de poder contar con alguien. Ser pareja en la diferencia. Al enamoramiento fugaz de la juventud le siguió el amor construido entre dos.

Me gusta enseñar. Siempre aprendo de mis estudiantes. Me gusta compartir sueños. A mis amigas de juventud las llevo en el corazón. Ahora que ya somos las adultas que no imaginamos ser, comparto con alegría los sueños por realizar. A mi amiga radióloga la motivo que se permita ser la pintora que siempre ha querido ser.